La ciencia del orgasmo
Es difícil no caer en el ardid publicitario tratándose del tema del orgasmo. El placer vende, pero ante todo el orgasmo es un fenómeno singular, una respuesta intensa y agradable a una estimulación genital o no genital (existen casos bien documentados de mujeres que logran tener orgasmos con tan sólo pensar, sin ningún estímulo físico).
El orgasmo puede dividirse en cuatro fases: excitación, plateau (cuando se alcanza la máxima potencia), orgasmo y resolución. Las fases anteriores suelen estar acompañadas de un incremento en el flujo sanguíneo genital, un descenso en el ritmo cardíaco, respiración más lenta y una baja en las señales nerviosas.
En los hombres, se presenta una contracción en el esfínter anal, en la glándula de la próstata y los músculos del pene hasta la eyaculación. La duración del orgasmo masculino oscila entre los 3 y los 10 segundos, a lo cual se sucede un período refractario en el cual no puede obtenerse un orgasmo.
Las mujeres no tienen ese período refractario. La duración del orgasmo se estima en 20 segundos, adicionado a una contracción de útero, vagina, los músculos de la pelvis y el ano.
En ambos sexos el orgasmo suele ser controlado por el cerebro. De acuerdo con imágenes de resonancia magnética, la actividad cerebral desatada por el orgasmo se localiza en al menos 30 regiones distintas. La dopamina protagoniza el proceso químico del orgasmo, además de ser la encargada del deseo de volver a experimentar el orgasmo una y otra vez.
La actividad cerebral es la misma en hombres y en mujeres. La corteza orbitofrontal lateral se apaga, inhabilitando la posibilidad de autocontrol, autoevaluaciones, control racional, miedo y ansiedad.
Muchas áreas del cerebro de las mujeres se apagan completamente durante el orgasmo, auspiciando un periodo de relajación completamente pleno. La distención de la amígdala del hipocampo provoca una disminución emocional en las mujeres, mientras que en los hombres baja su agresividad.
Por todo lo anterior, el orgasmo es la mejor dinámica de distensión que ofrece la naturaleza humana.
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