Sonríe el lunes en el metro y le encierran en un manicomio

Agentes de los Mossos cumpliendo con su cometido
- Los pasajeros del vagón denunciaron la anomalía
- El tarado fue trasladado de urgencia al centro de Sant Boi de Llobregat
El pasado lunes, Carlos Rieles, ingeniero de software empleado en una importante empresa multinacional, se dirigía a su puesto de trabajo en metro. Como cada lunes por la mañana, la línea 1 del metro de Barcelona estaba atestada, cándidos aromas perfumaban el ambiente. La agradable y distendida atmósfera solo pudo ser perturbada por una sonrisa, la malévola y satánica sonrisa de Carlos.
El héroe
“Nunca antes había presenciado tal bochorno, ese hombre está poseído, había que hacer algo” declara acalorado un testigo, “menos mal que alguien tomó cartas en el asunto”. Según explican los presentes, José Antonio Segura, dueño de un chiringuito en la playa, se acercó a Carlos y le tumbó de una certera patada voladora en la nuca.
El Maestro Segura, quinto dan de Fu-Jitsu, no se lo pensó dos veces: “a los locos hay que detenerlos antes de que cometan cualquier estupidez, ese hombre tenía pinta de ser muy peligroso, incluso un terrorista”. Los agentes de seguridad del metro aparecieron enseguida y lo entregaron a las autoridades, que a su vez, lo trasladaron al manicomio más cercano.
Diagnóstico severo
El director del centro para chiflados ha accedido a intercambiar sus opiniones con nosotros: “Carlos está bien, los sedantes no le han hecho reacción y aguanta con hombría las palizas de los cuidadores”. Al ser preguntado por el diagnóstico del Sr. Rieles, contesta llorando: “nos dijo que él solo se reía de las noticias, le parecía gracioso no sé qué del blanqueo de dinero de un tal Bárcenas, vete tú a saber quién es ese, otro tronado”.
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